En un mundo que nos empuja constantemente a compararnos con los demás, mantener una autoestima saludable y un diálogo interno amable se ha convertido en un verdadero desafío. La forma en que nos hablamos influye directamente en cómo nos sentimos, tomamos decisiones y enfrentamos los retos diarios.

En Perú, un estudio de Ipsos reveló que 3 de cada 5 mujeres sienten emociones negativas al mirarse al espejo. Apenas el 18 % se considera muy satisfecha con su apariencia y solo un 31 % siente aceptación plena hacia sí misma. La situación no es exclusiva de las mujeres: investigaciones en escolares y universitarios muestran que la autoestima baja es una realidad para un alto porcentaje de la población.

La buena noticia es que la autoestima no es estática. Se construye y se fortalece con prácticas diarias que nos permiten cambiar la forma en que nos tratamos y nos vemos. Aquí te comparto algunas estrategias prácticas:

1. Desafía tus pensamientos negativos. Cuando surja una idea autocrítica, pregúntate si es realmente cierta y busca evidencias que la contradigan. Por ejemplo, en vez de pensar “soy un fracaso”, reformula a “esta vez no salió como esperaba, pero puedo mejorar”.

2. Reconoce tus logros, por pequeños que parezcan. Antes de dormir, escribe tres cosas que hiciste bien durante el día. Este hábito entrena tu mente para enfocarse en lo positivo.

3. Usa un lenguaje más amable contigo. Cambiar frases como “debo” por “elijo” o “quiero” disminuye la presión interna y aumenta la motivación.

4. Rodéate de entornos nutritivos. Las personas y espacios que te apoyan y validan fortalecen tu autoestima. Procura limitar el contacto con quienes constantemente critican o desvalorizan.

5. Practica gratitud y atención plena. Dedica al menos cinco minutos diarios para agradecer lo que tienes y observar tus pensamientos sin juzgarlos. Estudios de la Universidad de Harvard indican que este hábito reduce el estrés y mejora la percepción que tenemos de nosotros mismos.

La autoestima es como un músculo: requiere ejercicio constante. No esperes cambios inmediatos, pero sí consistentes. Y si la autocrítica se vuelve abrumadora, buscar apoyo psicológico no es señal de debilidad, sino un paso valiente hacia el autocuidado. Recuerda: el modo en que te hablas a ti mismo determina, en gran medida, la vida que construyes.

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