A lo largo de nuestra vida, adoptamos creencias que moldean cómo vemos el mundo y a nosotros mismos. Algunas de esas ideas se forman en la infancia o por experiencias difíciles… y sin darnos cuenta, pueden estar limitando nuestras decisiones, relaciones y bienestar.

Hoy te invito a hacer una pausa y preguntarte:
¿Qué ideas repites constantemente que podrían no ser del todo ciertas?

¿Qué son las creencias limitantes?

Son pensamientos que asumimos como verdades, pero que en realidad pueden estar frenando nuestro crecimiento. Algunas comunes en adultos:

  • “Ya estoy muy mayor para cambiar”
  • “No soy lo suficientemente bueno”
  • “Si me muestro vulnerable, me van a rechazar”

¿Cómo identificarlas?

  1. Observa tus auto-diálogos internos: ¿Qué te dices cuando enfrentas un reto?
  2. Detecta patrones repetitivos: ¿Siempre evitas ciertas decisiones por miedo o inseguridad?
  3. Revisa el origen: ¿Quién te enseñó esa creencia? ¿Sigue teniendo sentido hoy?

¿Cómo transformarlas?

  • Cuestiona: ¿Esta creencia es una verdad o solo una percepción?
  • Reescribe: Sustituye por una afirmación más realista y amable.
    Ejemplo: «No puedo con esto» → «Estoy aprendiendo y me doy permiso para equivocarme«
  • Actúa diferente: Haz pequeñas acciones que contradigan esa creencia, verás cómo se debilita.

Las creencias no son destino. Puedes renovarlas, como quien abre una ventana después de mucho tiempo cerrada. Empieza con una sola creencia… y obsérvate florecer.

Categories:

Tags:

No responses yet

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *